El papel de los medios de comunicación en la prevención del suicidio

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Según los últimos datos (INE, 2021), el suicidio es la primera causa de muerte no natural en nuestro país y se ha convertido en la primera causa de muerte absoluta entre los jóvenes de 15 a 29 años.

Con estos datos sobre la mesa, y teniendo en cuenta el gran papel que desempeñan los medios de comunicación en la opinión pública, podríamos pensar que estos se hacen eco de forma habitual de este problema de salud pública que acaba con la vida de más de 4.000 personas al año, pero no es así.

El miedo a una conducta imitativa desencadenó hace ya décadas en un absoluto silencio periodístico ante el suicidio. Algunos estudios han demostrado que la cobertura mediática sobre casos particulares puede tener un impacto negativo en las tasas de suicidio, pero todo depende de cómo se informe.

La diferencia entre el efecto contagio y el efecto preventivo está en "cómo informar" y en "sobre qué informar". Visibilizar, sensibilizar y concienciar, desde el rigor, el respeto y la responsabilidad, es la clave para que los medios de comunicación puedan contribuir en la prevención del suicidio.

El silencio mediático del suicidio: siglos de tabú y estigma social

Aunque desde el año 2008 el suicidio es la primera causa de muerte no natural en nuestro país, existe todo un silencio en torno a él. El silencio de un problema de salud pública que ha sido considerado un tabú durante siglos.

Ya en la Edad Antigua el suicidio era considerado como un pecado mortal y se prohibía que los fallecidos por autolisis fueran enterrados en camposanto. El estigma no solo perseguía al fallecido, sino también a sus familiares, quienes, en muchas ocasiones, eran rechazados por el resto de la sociedad.

Con el paso de los años, el suicidio ha pasado de ser considerado un pecado a un trastorno mental, pero su estigma sigue intacto. De forma inevitable, el silencio que cubría a la sociedad se contagió a los medios de comunicación y a las instituciones públicas, quienes lo han perpetuado hasta día de hoy.

Los libros de estilo de los medios de comunicación se llenaron de estrictas normas en lo referente a estas informaciones, y en las facultades de periodismo se enseñaba que el suicidio no era noticia a menos que el fallecido tuviera dimensión pública o el hecho adquiriera relevancia social.

El miedo a un aumento en los casos de suicidio ha hecho que los medios de comunicación silencien este problema, pero este mutismo no ha hecho que disminuyan las muertes por dicha causa, solo que el tabú en torno al suicidio continúe en aumento. “Silenciar casos concretos ha tenido como efecto que se silencie el fenómeno global, que el suicidio se vuelva invisible”, comenta Gabriel González Ortiz en su libro Hablemos de suicidio, pautas y reflexiones para abordar este problema en los medios.

La conversación pública acerca del suicidio ha cambiado en los últimos años, cada vez vemos más noticias sobre el problema que supone esta causa de muerte en nuestra sociedad y los periodistas están empezando a formarse, incluso desde las facultades. Hablar del suicidio en los medios de comunicación puede hacer que desaparezcan los estigmas y el tabú que le rodean y, para ello, los futuros periodistas deben aprender a tratar este tipo de informaciones desde la responsabilidad, el rigor y el respeto.

El Efecto Werther y el Efecto Papageno

A pesar de que cada vez existen más defensores del apoyo que pueden brindar los medios de comunicación a la prevención del suicidio a través de buenas informaciones, el miedo al efecto contagio sigue haciendo sonar las alarmas cada vez que se publica alguna noticia relacionada con el suicidio.

Existen dos teorías, o efectos, en relación al impacto que pueden tener las informaciones sobre suicidio en la sociedad: el efecto imitación o efecto Werther, y el efecto preventivo o efecto Papageno.

El efecto Werther

El nombre de esta teoría viene de la novela "Las penas del joven Werther", del escritor alemán Goethe. Este libro, en el que se narra el suicidio de su protagonista tras un desamor, dio lugar a que muchos jóvenes de toda Europa, viéndose en la misma situación que el personaje, decidiesen quitarse la vida. La obra de Goethe, publicada en el siglo XVIII, siguió inspirando suicidios hasta 1835, sesenta años después de su lanzamiento.

Fue el sociólogo David Philips en la década de los 70 quien uso por primera vez este término. En uno de sus estudios, Philips concluyó que las cifras de suicidio aumentaban de forma significativa tras la publicación de una noticia sobre un suicidio concreto y que este efecto contagio era mayor cuanto más nivel de cobertura mediática se diera al suceso.

El efecto Papageno

El efecto Papageno toma su nombre de la ópera alemana "La flauta mágica", de Mozart. El personaje de Papageno planifica su muerte por suicidio pero, finalmente, tres espíritus infantiles le recuerdan las alternativas a la muerte y logran que frene sus intenciones.

Esta teoría señala que las noticias sobre conductas suicidas, cuando son tratadas de forma responsable, pueden tener un efecto preventivo y reducir el número de muertes por esta causa. Para contribuir en el llamado efecto Papageno, los medios de comunicación deberán tener muy presente cómo y sobre qué informar en relación a las noticias acerca de suicidios.

La Organización Mundial de la Salud recomienda una estrecha relación entre profesionales de la información y profesionales de la salud a la hora de hablar sobre suicidio, para hacerlo de una forma ética y responsable. En algunos países como Australia o Finlandia ya existe esta intercomunicación.

Para colaborar en el descenso del número de fallecidos por suicidio, los medios de comunicación, con profesionales bien formados, deben sensibilizar, divulgar y concienciar sobre la conducta suicida y cómo prevenirla.
Además de la OMS, algunas asociaciones que apoyan el efecto Papageno son:

Recomendaciones a la hora de informar sobre casos de suicidio

Según el documento Prevención y actuación ante conductas suicidas, del Gobierno de Navarra, "informar adecuadamente sobre los suicidios es la tarea más delicada que tienen actualmente los periodistas". Como hemos visto, según los libros de estilo de los principales medios de comunicación, los casos de suicidio particulares no deberían ser noticia a excepción de que el fallecido sea un personaje público o el suicidio esté ligado a una problemática de interés general.

A la hora de hablar sobre estos casos excepcionales, y como consecuencia de la nula formación de los periodistas y de la búsqueda intrínseca de audiencia, los medios de comunicación suelen informar de manera irresponsable y sensacionalista, con el peligro de contribuir así al efecto contagio. Para tratar de evitarlo, organizaciones como la OMS o el Gobierno de España han publicado una serie guías con recomendaciones para los profesionales de la comunicación enfocadas en la prevención del suicidio.

Elaboración propia a partir de las recomendaciones de la OMS (2017) y del Ministerio de Sanidad (2020)

Elaboración propia a partir de las recomendaciones de la OMS (2017) y del Ministerio de Sanidad (2020)

Teniendo en cuenta estas recomendaciones, vamos a ver una serie de ejemplos de noticias sobre casos particulares de suicidio.

Noticia de El Español sobre el suicidio de una joven en Gijón (1 de mayo de 2023)

En esta noticia, el periódico publicó tanto una foto de la víctima como su carta de suicidio, ambas como imagen de portada.

Además del titular sensacionalista, este deja ver que la joven se suicido unicamente por "bullying". Recordemos que el suicidio es multicausal.

Noticia de HuffingtonPost sobre el fallecimiento por suicidio del actor americano Robin Williams (13 de agosto de 2014)

En esta noticia, el periódico explicó con todo lujo de detalles el método que utilizó el actor para quitarse la vida y cómo encontraron su cadaver.

Noticia de El Mundo sobre el suicidio de dos mellizas en Oviedo (20 de mayo de 2023)

En un apartado destacado dentro de la noticia se ofrecen recursos de ayuda y se recuerda que el suicidio es prevenible y multicausal.

Entrevista al psicólogo Fernando Pérez en el periódico Burgos Conecta tras el intento de suicidio de un joven de 17 años en esta ciudad (24 de mayo de 2023)

En esta entrevista, además de contar con profesionales en salud mental para su elaboración, se aborda el suicidio como un problema de salud pública, se ofrecen alternativas a este y se aportan recursos de ayuda.

El suicidio es un problema de salud pública

En el año 2021 se registraron 4.003 muertes por suicidio en España, el mayor dato hasta la fecha desde que se tiene registro (1980). Tres de cada cuatro personas fallecidas fueron hombres, más de la mitad del total fueron personas entre los 40 y los 65 años y los casos de suicidio en menores de 15 años aumentaron en un 57% respecto al año anterior.

Desde hace algunos años nadie duda que el suicidio es un problema de salud pública en nuestro país, y cada vez podemos ver más avances relacionados con su prevención. Uno de los progresos más importantes en esta materia fue la puesta en marcha por el Ministerio de Sanidad de la línea de atención a la conducta suicida, el 024, en mayo de 2021. Según datos del Ministerio, esta línea atendió casi 119 mil llamadas en su primer año de vida, 335 al día.

En los medios de comunicación, a excepción del Día Internacional para la Prevención del Suicidio, apenas se ven campañas o reportajes enfocados en su prevención. Algunos expertos en comunicación proponen, debido a este silencio por temor al contagio, tomar como referencia otras campañas exitosas de prevención como, por ejemplo, las campañas de prevención de accidentes de tráfico, causa por la que fallece aproximadamente una tercera parte de las personas fallecidas por autolisis.

Datos extraidos del INE

Datos extraidos del INE

A pesar de estas cifras, de esos pequeños avances y de las múltiples peticiones de organizaciones y asociaciones, todavía no existe en nuestro país un Plan Nacional de Prevención de Suicidio.

Algunas comunidades autónomas han desarrollado programas de prevención a nivel regional, pero, más allá de la línea 3 de la Estrategia de Salud Mental (Prevención, detección precoz y atención a la conducta suicida) no hay ningún plan donde enmarcar todas las acciones y recursos de prevención del suicidio.

Según la OMS, refiriéndose al suicidio, “el silencio informativo no es la opción ante la situación de este grave problema de salud pública”. No hablar sobre la problemática del suicidio en los medios de comunicación no ha hecho que disminuyan los casos, solo ha retrasado el inicio de un ciclo en el que estos comiencen a actuar, coordinados con expertos en salud mental y en prevención, para contribuir, de verdad, a la disminución de fallecidos por esta causa.

No hablar de suicidio también ha hecho que la población en general desconozca los datos más importantes sobre este. Según una encuesta propia, solo un 70,6% de las personas sabe que el suicidio es la primera causa de muerte externa en nuestro país (un 28,2% cree que son los accidentes de tráfico cuando, realmente, son la cuarta). Únicamente un 18,8% sabe que el último dato sobre fallecidos por suicidio se situó en más de 4.000 casos y solo un 8,3% sabrían reconocer las señales de alarma de una persona que quiere quitarse la vida si tuviesen un caso cerca (un 58,3% cree que sí y un 33,3% afirma que no).

Una de las recomendaciones más frecuentes para contribuir en la prevención del suicidio es difundir los recursos de ayuda, pero un 35,7% reconoce que no conoce ninguno (otro 37,5% algunos y un 28,6% sí conocen). Por último, solo un 12,9% de la población sabe que no existe un Plan Nacional para la prevención del suicidio frente a un 23,5% que cree que sí (un 63,5% afirma que no lo sabe) y casi un 90% de los encuestados cree que la prevención del suicidio debería ser tratada como un problema político primordial.

Es necesario una mayor formación de los periodistas en materia de prevención del suicidio, difundir entre las redacciones las recomendaciones fundamentales a la hora de informar, dar a conocer los datos, las señales de alarma y los recursos de prevención, y un plan desde el Gobierno que coordine todas estas acciones.

Hablar del suicidio previene el suicidio, y el papel de los medios de comunicación es, sin ninguna duda, primordial en este fin.

Si tienes pensamientos suicidas, por favor, llama de forma gratuita al número 024 de prevención para la conducta suicida. Si eres menor de edad puedes ponerte en contacto con la Fundación ANAR en el número de teléfono 900 20 20 10 .